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El 18 de noviembre de 2025, la ciudad de Utqiaġvik, ubicada más al norte de Alaska, se sumergió en la oscuridad total, dando comienzo a la conocida «noche polar», un fenómeno anual que ocurrirá este año hasta el 22 de enero de 2026.

Durante este periodo, que se extiende por más de dos meses, el sol permanecerá por completo bajo el horizonte. La ciudad experimentará completa oscuridad o, en el mejor de los casos, un crepúsculo civil, una luz débil que ilumina ligeramente el cielo, pero sin la presencia directa del sol.

Este fenómeno es el resultado de la inclinación axial de la Tierra y sus movimientos de traslación y rotación. Durante el invierno boreal, las regiones cercanas al Círculo Polar Ártico, como Utqiaġvik, quedan orientadas de tal manera que el sol nunca asciende sobre el horizonte, creando un largo periodo de oscuridad. La misma situación se vive en otras localidades cercanas, como en Svalbard, Noruega, donde la oscuridad se extiende desde mediados de noviembre hasta finales de enero, o en Múrmansk, Rusia, donde la noche polar dura aproximadamente 40 días. En lugares de Groenlandia como Sisimiut, también se experimenta una larga penumbra a pesar de estar relativamente cerca del Círculo Polar.

La vida diaria en estas regiones extremas continúa, pero con ajustes importantes. Los habitantes de Utqiaġvik dependen en gran medida de la luz artificial, especialmente para contrarrestar los efectos de la falta de sol sobre la salud mental y física. La ausencia prolongada de luz solar puede alterar los ritmos circadianos y provocar trastornos como el trastorno afectivo estacional (TAE), una forma de depresión vinculada a la falta de luz natural.

A pesar de los retos que presenta la oscuridad continua, el invierno polar ofrece una de las experiencias naturales más impresionantes: las auroras boreales. Este fenómeno espectacular se puede observar incluso durante el mediodía, cuando el sol no se asoma en absoluto, creando un espectáculo de luces que ilumina el cielo en todo su esplendor. Para los residentes del Ártico, las auroras son un recordatorio de la belleza que persiste en medio de la oscuridad.

La llegada del primer amanecer, que no ocurrirá hasta enero de 2026, es un evento que los habitantes de Utqiaġvik esperan con ansias. Para ellos, el regreso del sol simboliza la renovación, la vitalidad y el retorno de la energía solar, luego de un largo periodo de oscuridad que pone a prueba su resistencia y adaptación. Este momento de luz es celebrado con gran entusiasmo, marcando el final de la larga espera y la promesa de un nuevo ciclo de vida bajo el sol.

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