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(Por: Arnaldo Rojas)

Hace cien años, en julio de 1925, lo que en un principio no era más que un juicio local en un pequeño e insignificante pueblo del sur de los Estados Unidos. de pronto se convirtió en un acontecimiento de alcance internacional, ya que hubo un choque entre el fundamentalismo religioso y la ciencia, entre la fe y la razón, entre la intolerancia y el respeto a quien piensa diferente. 

En Dayton, Tennessee, John T. Scopes, joven profesor de Ciencias Naturales, fue arrestado por violar la Ley Butler, recién aprobada, que prohibía la enseñanza en las escuelas publicas de cualquier doctrina que negara el relato bíblico de la creación, especialmente  la Teoría de la Evolución de Charles Darwin.

La demanda fue promovida por The Fundamentals (Los Fundamentalistas), asociación de extremistas religiosos fundada en 1915, que progresivamente tomó poder político en varios estados del sur y el Medio Oeste y que logró imponer la mencionada ley. Mientras que la ACLU (American Civil Liberties Union) enfrentó esta acción. 

El juicio se desarrolló entre el 10 y el 21 de julio de 1925, enfrentando a dos de los abogados mas brillantes de la epoca: William Jannings Bryan, tres veces candidato presidencial (y fanático religioso) por la parte acusadora, y Clarence Darrow, famoso por defender los Derechos Humanos y las libertades ciudadanas. 

Los medios de comunicación lo bautizaron como  “El Juicio del Mono”, fue seguido por la prensa mundial y el primero en ser transmitido en vivo a nivel nacional por radio, se convertiría en algo mucho más grande que una simple disputa legal y expuso profundas divisiones en la sociedad estadounidense.

No solo estaban en juego la evolución y la interpretación literal de la Biblia o la separación entre Iglesia y Estado, sino también visiones políticas opuestas sobre cómo debía gobernarse el país.

Scopes fue declarado culpable, se le impuso una multa de 100 dólares y se le permitió seguir dando clases bajo estricta supervisión.  A pesar que no se pudo conseguir que la Ley Butler fuera declarada inconstitucional (sería derogada en 1967), la defensa fue considerada victoriosa en la opinión pública, ya que desveló los excesos del fundamentalismo religioso.

Cien años después, muchas de las cuestiones planteadas durante “El Juicio del Mono” siguen vigentes, en un contexto de guerras genocidas, manipulación de la información y profunda polarización en Estados Unidos, lo cual ha generado debates sobre la intolerancia, la persecución, el maltrato a los inmigrantes y pretender seguir siendo el policía del mundo.

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