Vive una Experiencia Informativa diferente cada día

En un reciente podcast, el destacado economista venezolano Gustavo García ha encendido el debate sobre la crisis humanitaria, el endeudamiento crónico y la debacle económica que atraviesa Venezuela. Su diagnóstico es preciso: restaurar la democracia es solo el primer paso; la verdadera tarea será reconstruir el país desde sus cimientos. Entre las soluciones propuestas, García destaca la necesidad de revitalizar la industria petrolera para estabilizar las finanzas públicas.

Coincido en un punto clave: superar la crisis requiere financiamiento multilateral. La pregunta es cómo aprovechar esos recursos de manera efectiva. Aunque invertir en el sector petrolero es una opción válida, limitarse a esta estrategia sería desaprovechar otras oportunidades para resolver los graves problemas del país. Propongo, entonces, complementar esta visión con una apuesta decidida por la agroindustria como motor de desarrollo.

¿Por qué el campo? Venezuela cuenta con tierras fértiles, un clima privilegiado y un enorme potencial para producir alimentos y bienes competitivos en mercados globales. Invertir en la agroindustria no solo generaría empleos dignos y bien remunerados, sino que fortalecería la seguridad alimentaria, reduciría la dependencia de importaciones y sentaría las bases para una economía diversificada. Este enfoque, además, fomenta una ciudadanía próspera, capaz de cosechar los frutos de su esfuerzo.

Los beneficios no terminan ahí. Una economía diversificada generaría ingresos fiscales sostenibles para financiar salud, educación e infraestructura, pilares de un desarrollo duradero. Más aún, la reconstrucción de Venezuela no puede recaer solo en el Estado. El sector privado, mediante una responsabilidad social empresarial tangible, tiene un rol crucial en este proceso. En un contexto donde cada esfuerzo cuenta, ningún aporte es insignificante.

El petróleo seguirá siendo un pilar estratégico para la Venezuela democrática, pero no es la única vía hacia la prosperidad. La verdadera riqueza del país yace en sus campos inexplotados y en el talento de sus productores. Con estas bases sólidas, podemos edificar una patria próspera, diversa y resiliente.

Julio Castellanos / jcclozada@gmail.com / @rockypolitica

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *