Arnaldo Rojas
Muchos escritores y escritoras han incluido a la madre como personaje relevante en sus obras. A propósito del Día de las Madres, hacemos un breve repaso por algunas madres inmortalizadas en la literatura.
En el libro de Rut, de La Biblia, encontramos a Noemi, una madre que pierde a sus dos hijos y queda desamparada con sus dos nueras, una de ellas es Rut. A partir de esta situación, Noemi protagoniza un tierno relato de conversión, valor, determinación, lealtad y fidelidad.
Madre Coraje (1941) es una obra teatral de Bertolt Brecht, cuyo personaje principal es Anna Fierling (Madre Coraje), una astuta vendedora ambulante que en medio de la guerra se las ingenia para sobrevivir, aprovechándose de la situación para vender sus mercancías, pero llega un momento que se ve la necesidad de vender a sus tres hijos. Una metáfora cruel con la que el autor critica los horrores de la guerra.
Una madre fuera de lo común es Doña Bárbara, una terrateniente, ruda e insensible por una experiencia traumática que tuvo de adolescente, al ser violada por un grupo de piratas asesinos que también le arrebataron el primer amor de su vida. Tiene una hija, Marisela, a quien abandona y no quiere saber nada de ella. Esta relación forma parte de la simbología del enfrentamiento entre civilización y barbarie que plantea la novela de Rómulo Gallegos.
También en nuestra literatura encontramos el retrato de una madre heroica, en la novela testimonio Se Llamaba SN, de José Vicente Abreu, donde, a partir de su propia experiencia, el autor narra la resistencia de la vida en las cárceles y campos de concentración, así como la lucha clandestina de un hombre perseguido y torturado injustamente bajo la dictadura de Pérez Jiménez, por la policía secreta del régimen llamada Seguridad Nacional, de allí el título de la obra.
En medio de este oprobioso escenario, aparece la figura humilde pero combativa de Micaela Vásquez, la única mujer que se atrevió a llegar al campo de concentración de Guasina en búsqueda de su hijo. Ambos son personajes de la novela, ella con su propio nombre y él con el seudónimo de Manuel Salazar. Ella no solo simboliza la madre de todos los oprimidos sino también a la Madre Patria que se resiste a ser doblegada por la tiranía.
Universalmente se reconoce el amor de madre como el único incondicional, de por vida. Y, un amor tan intenso siempre es un buen motivo para contar grandes historias.