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Desde un rincón de la sala de su casa emprendió una silenciosa y titánica tarea que terminó por cambiar para siempre nuestro idioma. El resultado fue el “Diccionario de uso del español”, dos tomos, 3.000 páginas y más de 80.000 entradas de palabras, que llevaría a su autora, la bibliotecaria y lexicógrafa María Moliner (1900-1981) más de quince años de trabajo. 

Escrito por: Arnaldo Rojas

A propósito de conmemorarse el Día Internacional de la Mujer (08 de marzo) y el 125 aniversario de su nacimiento el 30 de marzo, recordamos a esta rebelde y apasionada autora que han pretendido mantener en la oscuridad. 

Uno de sus más devotos admiradores, Garcia Marquez escribió: «María Moliner hizo una proeza con muy pocos precedentes: escribió sola, en su casa, con su propia mano, el diccionario más completo, más útil, más acucioso y más divertido de la lengua castellana». El gran escritor colombiano la consideraba alguien que, sin saberlo y sin haberse conocido, había trabajado para él durante muchos años.

Nacida en una familia humilde de Aragón, España, María Moliner fue, igual que su hermana Matilde, una de las primeras mujeres en graduarse en la universidad. Inició una brillante carrera como educadora y bibliotecaria sobreponiéndose a una sociedad cerrada al desarrollo intelectual de las mujeres.

Empezó su diccionario en 1951 y  en 1967, decidió darlo por terminado,  provisionalmente para publicarlo. Introdujo innovaciones que luego fueron utilizadas en otros diccionarios, incluso en el de la RAE, Y es que el interés de María Moliner por las palabras era infinito. Se fijaba, sobre todo, en las que leía en los periódicos, ya que allí encontraba el idioma vivo, el que se usaba en ese momento y el que inventaba palabras como fruto de la necesidad. Esa es, precisamente, una de las grandes diferencias entre el diccionario de María Moliner y el que elaboraba la Real Academia Española de la Lengua, donde las palabras eran admitidas cuando ya estaban a punto de morir.

Como lógica consecuencia de su trabajo, su candidatura fue presentada a la Real Academia Española de la Lengua, pero fue rechazada, por misoginia y venganza. María Moliner rechazó nuevas nominaciones, pasó sus últimos años en Madrid, en la tranquilidad del hogar, tomando notas para ampliar su diccionario. Cuando murió, tenía varios metros de palabras nuevas esperando ser incluidas. Fue una mujer que dedicó su vida a iluminar nuestro idioma, la maestra del lenguaje, la reina de las palabras.

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