Vive una Experiencia Informativa diferente cada día

(Por: Arnaldo Rojas)

El mundo está lleno de lugares asombrosos que parecen desafiar las leyes de la naturaleza. Por ejemplo, la muerte es inevitable en cualquier punto del planeta menos en dos ciudades: Longyearbyen y Lanjarón. En ambas, las autoridades establecieron hace mucho tiempo una curiosa prohibición: allí nadie puede morir.

La primera de ellas es Longyearbyen, en Noruega, ciudad principal del archipiélago de Svalbard. El gobierno implementó, en 1950, la ley que prohíbe morirse en la localidad. Y aunque suene ilógica tiene un costado realista. Las temperaturas son tan bajas que impiden que los cadáveres se descompongan. Y si alguien muere por una enfermedad contagiosa, el virus puede expandirse rápidamente. Una bomba de tiempo mortal. Por eso, los que se enferman de gravedad tienen que volar tres horas para llegar a Oslo (capital de Noruega continental). Allí pueden recuperarse o fallecer. La ley también obliga que las embarazadas emigren al séptimo mes para dar a luz en otras ciudades de Noruega.

La otra ciudad es Lanjarón, provincia de Granada, España. La alcaldía promulgó en 1999 una ordenanza  que también prohíbe morir dentro de sus límites. La medida se tomó como respuesta a la falta de espacio en el cementerio local y exhorta a los habitantes a “cuidar al máximo su salud”, hasta que el municipio consiga terrenos para ampliar el camposanto.

La ordenanza dejó claro el objetivo: “Queda terminantemente prohibido morir en Lanjarón”. Aunque se trataba de una medida simbólica y hasta cierto punto humorística, buscaba llamar la atención sobre un problema que llevaba años sin resolverse, a pesar de la presión vecinal.

Actualmente, el municipio ha logrado ampliar el camposanto y ahorrar espacio gracias a las cremaciones (la mayoría de los deudos arrojan las cenizas al mar). Además,  realizan grandes campañas de promoción de un estilo de vida saludable, cuidados médicos para prevenir enfermedades y retrasar el paso al más allá.

Pero lo más interesante es que estas peculiares  leyes se convirtieron en una parte de la identidad local de ambas ciudades y un recurso de promoción que despierta mucha curiosidad. Se han convertido en un destino turístico  donde el tema “prohibido morir” es motivo de souvenirs, locales recreativos, congresos médicos y visitas guiadas, junto al disfrute de las bellezas naturales de cada región.

En los últimos tiempos, han ganado popularidad en redes sociales, sobre todo entre jóvenes, que presentan a estas ciudades como alternativa a destinos saturados como Venecia (Italia), Phuket (Tailandia), Las Cataratas del Niágara (Canadá/EE.UU.) o Mallorca (España). 

Por supuesto, el paseo por estas ciudades no garantiza la inmortalidad. 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *