Víctor Manuel Da Silva Solarte, un venezolano de 31 años, llegó a su casa en La Honda, estado Carabobo, llegó a su casa la noche del jueves 31 de julio de 2025. Su regreso fue el final de un viaje de dos años en buscaba del “sueño americano”, y culminó con su deportación desde Estados Unidos.
Víctor, cumplió 32 años, este viernes 1 de agosto, fue uno de los más de 220 inmigrantes que aterrizaron en Maiquetía. Había salido de Venezuela en 2023 junto a su esposa Rosalinda, con quien ahora espera un hijo. Cruzaron el Tapón del Darién y otros siete países en una travesía que describe como “bastante dura”.

Tras ser detenidos por la patrulla fronteriza, fueron liberados e iniciaron el proceso de asilo. Sin embargo, el proceso de Víctor se truncó cuando al presentarse en una oficina de ICE, fue detenido de manera «arbitraria» y pasó mes y medio en el centro de detención GEO en Karnes City. «Esto no se lo deseo a nadie», afirma, criticando el trato que considera una violación a los derechos humanos.

Víctor describe el trato en la detención como xenófobo. «Nos esposaron de manos, pies y caderas como si fuéramos unos mercenarios», relata, y califica la alimentación como «de medio a bajo». Su esposa, con 39 semanas de gestación, se vio obligada a quedarse en Austin, Texas, donde residían y trabajaban, aunque ya están gestionando su regreso.

Víctor aconseja a otros migrantes que no viajen en este momento y, si ya están allí, que «se cuiden y hagan las cosas bien».
Su llegada a Venezuela fue muy diferente. “Al pisar tierra, sentí un alivio descomunal”, confiesa, agradeciendo el trato recibido por el gobierno nacional, que incluyó buena comida, vacunas y la tramitación de su cédula.

El reencuentro más emotivo fue con su madre, Mariela del Valle Solarte, quien lo esperaba con el platillo que le había pedido: una sopa de mondongo. Con «sentimientos encontrados», Mariela expresó su agradecimiento a Dios y al gobierno nacional, por traer a su hijo «sano y salvo a la casa».




Fotos y texto de Jacinto Oliveros / @jacin44